Si bien acordamos en que su atractivo resulta de una armónica comunión organoléptica (sabor, aroma y color) les comento que es la tercera industria –legal- más importante del mundo.
Sólo en la Argentina, si tomamos exclusivamente la inversión publicitaria del 2014, nos sorprendemos con una erogación de $ 200.881.252 con un volumen físico de emisión de 17.168 avisos incluyendo todos los sistemas de medios.
Sin embargo y a pesar de su inserción social, generador de vínculos interpersonales, económico y político, sorprendería saber que, al igual que la yerba mate en estas latitudes, fue prohibido en numerosas oportunidades a lo largo de la historia.
Fue descubierto en el siglo VI en Etiopía, dominada entonces por los musulmanes. Según la investigación de la periodista Sabrina Cuculiansky, la primera prohibición fue en 1511 cuando el sultán de El Cairo Kair-Bey ordenó cerrar los cafés porque acusaba a sus bebedores de ladrones. No es difícil inferir entonces que si ya en ese entonces existían los cafés era claramente porque su consumo era extendido. Pero entonces, ¿todos ladrones?. Bueno, decisiones del sultán de El Cairo!
No pudo con ello ya que sesenta años después ya había dos mil cafeterías con sillones donde los clientes bebían y al parecer disfrutaban de las damiselas. Curiosamente la mujer musulmana podía pedir el divorcio si su marido no le permitía beberlo.
Su producción era un verdadero secreto, al punto que sólo se comercializaba tostado para que nadie pudiera replicarlo en una germinación. Hasta que llegó a la India y se extendió por Asia para luego desembarcar en Europa.
En Francia se consumía en las cortes pero en Roma quisieron prohibirlo ya que lo consideraban “el vicio de los musulmanes y creación de Satanás”.
Sin embargo cuando el papa Clemente VIII lo probó dijo: “Esta bebida de Satanás es tan deliciosa que sería una pena dejársela a los herejes. Debemos exorcizar al diablo y con el bautizo hacer de este brebaje un elixir cristiano”. Verán que todo puede arreglarse en este mundo.
Y por si todavía no quedó claro que ningún hecho es estrictamente social, político o económico sino un entramado de todas esas variables fíjense que en Inglaterra disminuía el consumo de alcohol y los dueños de las tabernas lo tildaron de bebida tóxica y decían que el café es el apaciguador mental de los borrachos y el pasatiempo del tonto.
Así pues tuvo que comenzar la defensa histórica que debió hacer el café sobre sus beneficios.: uno de primeros anuncios a su favor salió en Londres en 1657. Las mujeres no estaban contentas con los cafés londinenses porque sus maridos luego de emborracharse, en vez de volver a sus casas, pasaban por el café para despabilarse y volver a la cerveza.
Otra curiosidad e que en 1674 lanzan un panfleto que aseguraba que el café los volvía impotentes. Ellos lo defendieron diciendo que muy por el contrario, y gracias a él, se volvían más vigorosos.
Al año siguiente ya había 2800 locales de consumo. El rey Carlos II dictó un edicto para revocarles el permiso por ser “lugares de insurrección”, pero se armó tal revuelo que a los diez días tuvo que anular la medida.
En Alemania, Federico el Grande se enojaba porque el aumento del consumo representaba un gran gasto para el país (¿?) y decía: “Mi pueblo debe beber cerveza. Su Majestad fue criado con cerveza, lo mismo que sus antepasados”.
A la sazón, y no tan lejano en el tiempo, la mundialmente conocida cadena Aroma Café fue fundada en Londres por publicitarios que se quejaban porque allí no había ni un lugar donde se pudieran reunir tranquilos y tomar un café verdaderamente rico, así que en un sótano hicieron sus primeras armas, claramente con éxito y sucursales y franquicias en todo el mundo.
Anatematizado por siglos hoy su consumo en mundial y muy pocas personas arrancan su día sin él.
Más adelante nos ocuparemos de también vapuleada yerba mate.
Hasta la próxima!
Rocío Salas Álvarez, Directora 4 Dsight
Fuente: 4Dsight- Monitor- La Nación
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