Por RSA
The sounds of silence.
Además del runrún eterno y abrazante (de “abrazar”) del mar (desde chica me pregunto si no se aburrirá), de la lluvia sobre el techo (sin goteras claro), y del crepitar del fuego en una fogata deseada, nada me resulta tan emocionante, atractivo y dinámico como esperar el paso del viento por muelle mientras sentada en él lo intuyo, lo registro y lo siento en su paso progresivo por entre las acacias de la Isla en el Delta. Se va luego como vino y el juego entre él y yo es adivinarlo. De dónde viene, cuándo me roza, a dónde va.
Es probable que alguien lo haga pero, ¿quién podría negar la belleza de estos momentos de comunión?
Sin embargo me pregunto si podría concentrarme y trabajar en situaciones como las que describo en alianza introspectiva pero dinámica con esos compañeros que me regala la naturaleza.
No lo creo.
Hay quienes sostienen que el silencio absoluto puede distraer más que el ruido moderado. Puede ser. (Es cierto que a veces yo misma me aburro del sonido de los axiones de mis neuronas haciendo sinapsis con otras para que mis dedos ejecuten sobre el glorioso sonido del teclado un producto del que, seguramente, nunca estaré satisfecha –pero eso es otra historia-).
Hay personas que no pueden trabajar sino es en un bar. Otras necesitan estudiar con música. Más, con la radio o la tele prendida.
Cuando trabajaba en el entrañable –y laberíntico- edificio de Lautrec en Bolívar y México pasamos del tradicional esquema de oficinas, a lo sumo compartidas con asistentes y secretaria, a una gran planta abierta en Puerto Madero no sin algo de dudas de nuestra parte. Pero sí, en eso también fueron pioneros. No existían oficinas ni peceras para nadie, ni aún para los cinco socios incluyendo al COF. Sólo en las salas de reunión había puertas pero eran todas de vidrio.
Reconozco que durante el primer mes salía todos los días con dolor de cabeza. Pero a medida que pasó el tiempo desarrollamos nuestras propias “paredes virtuales”, al punto que a veces y de verdad lo digo, el silencio era tan absoluto que daba miedo!
Eso sí, cuando ganábamos una cuenta –y estábamos pendientes del equipo responsable de ello al que todos veíamos entrar por la única puerta- las 160 almas y gargantas estallábamos en un solo clamor dependiendo de las caras que portaban.
Los sonidos del no-silencio.
Algunos estudios científicos señalan que nuestro cerebro trabaja de manera más creativa con cierto nivel de ruido ambiente por sobre el silencio. Lo que sostienen es que un ruido moderado de entre los 40 y 70 decibeles impulsa el proceso cognitivo y creativo, mientras que si el ruido alcanza los 85 decibles ocurre lo contrario.
Existen muchas aplicaciones que se pueden usar desde la PC o el Smartphone para generar el ambiente ideal para trabajar o estudiar.
Según la periodista Martina Rua las cinco mejores opciones son las que siguen:
White Noise Pro:
Una galería completa de sonidos que ofrece buenas propuestas de sonido ambiente para lograr concentración como de la naturaleza o de una oficina o café.
La curiosidad es que esta app presenta un catálogo completo para todo tipo de proyectos. Por ejemplo cinco sonidos de distintos tipo de lluvia incluyendo tormentas. Está disponible para iPhone y Android.
Noisely.
Nueve sonidos de la naturaleza que pueden programarse por un tiempo determinado. Pueden combinarse el ruido del viento con el de una tormenta o una noche de verano (¿cómo es el sonido de una noche de verano?, ¿con grillos?, ¿con chicharras? ¿con una que sepamos todos?) y el crepitar de una fogata. En fin, bastante básica. Sólo para dispositivos con Android.
Coffitivy.
Simple y atractiva, es una app de moda. Recrea el ambiente urbano con sus sonidos. Desde el murmullo en un café, el movimiento de un bar a la hora del almuerzo (espero no sea del Centro porteño) o el de un grupo de estudiantes reunidos para hacer un trabajo. Conversaciones, sillas que se mueven, risas o músicas que se escucha a lo lejos acompañan el trabajo diario. Android e iOS.
Defonic.
Aquí se puede componer un sonido ambiental personalizado con más de 20 opciones que van desde una tormenta de nieve hasta un bar lleno pasando por un campamento o un tren que se acerca. Cuenta también con otra sección con imágenes de video inmersivas de la naturaleza con sus respectivos sonidos. Se aprecian en una segunda pantalla de una tablet o Smartphone como una alternativa visual para “fomentar la creatividad o la relajación”.
Ambience.
De la lista es la única paga. Lista ilimitada de opciones de sonido. Presenta miles de sonidos urbanos y de la naturaleza para escuchar, bajar y combinar. Costaría alrededor de u$d 2.-
Sólo puedo concluir con preguntas.
¿Será que estamos muy solos o que clickeamos “bloquear” a nuestro sentidos, nuestros recuerdos, y a nuestra sensibilidad?
En fin, si se copan, aquí Yeah! Argentina les trae las mejores opciones.
Rocío Salas Alvarez, directora 4Dsight
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