El chocolate tiene una permeabilidad asombrosa. Para algunos puede ser un objeto de deseo (casi un afrodisiaco) y para otros consumidores es un calmante o relajante (liberador de ansiedades). A algunos los devuelve hacia etapas de su niñez, mientras que a otros los hace sentir más adultos, liberados o ciertamente pulsionales. Hay quienes consumen chocolate por costumbres terrenales ya sea por hábito, adicción o compulsión los ha vuelto fanáticos de los mismos. Hay quienes luego se sienten culposos pero para otros es un producto saludable digestivo y hasta recomendado para cuidarse!.
El chocolate es, en resumen, un espacio para depositar nuestros deseos, ansiedades y angustias más profundas. El chocolate opera como una extensión de quiénes somos o quiénes deseamos ser (más sexys, gloriosos, niños y/o activos). No importa la edad, género o status ocupacional, un chocolate puede “derretir” las barreras racionales y lógicas más estrictas, como vemos en el siguiente comercial de Cadbury’sDairyMilk:
Deja una respuesta